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Pistacia lentiscus

Lentisco

Lentisco, charneca, almáciga (cast.); mata, llentiscle, lentisc (cat.); legeltxor, legeltxorra (eusk.); almecegueira, arceira, lentisco (gall.); aroeira, lentisco-verdadeiro (port.); mastic (ing.).

Autóctona

¿SABÍAS QUE...? La resina del lentisco se ha utilizado como chicle desde los tiempos de la Grecia clásica.

DESCRIPCIÓN

El lentisco es un arbusto o árbol muy ramoso, resinoso y aromático que puede alcanzar 7-8 m de altura. Su corteza es pardo grisácea, pero en las ramas y ejemplares jóvenes es verdosa o rojiza. Las hojas son persistentes, coriáceas, lampiñas y compuestas por 2-7 pares de hojuelas (paripinnadas) —a diferencia de su congénere, el almácigo (Pistacia atlantica), que las tiene caducas y compuestas en número impar de hojuelas—. Las hojas se disponen alternas sobre las ramas, si bien las hojuelas aparecen más o menos opuestas en el rabillo de la hoja, el cual tiene a menudo unas pequeñas expansiones laterales como si fuera un poco alado. Además, las hojuelas presentan margen entero y son elípticas o lanceoladas, brillantes, oscuras por el haz, algo más claras por el envés y, a menudo, terminadas en una puntita no pinchosa. Al inicio de la primavera, brotan unas flores pequeñas, verdosas o rojizas, que están agrupadas en racimos apretados de 2-5 cm, con rabillos cortos. Los frutos son globosos, de 4-7 mm de diámetro, poco carnosos y verdes primero, luego rojizos y finalmente negros al madurar.

ECOLOGÍA

El lentisco forma parte de los bosques termófilos. A menudo aparece asociado a los acebuchales, pero también es capaz de formas agrupaciones densas y dar lugar a verdaderos lentiscales, es decir, formaciones en las que es la especie dominante. Crece preferentemente entre 200 y 600 m de altitud, en zonas soleadas de las vertientes norte y noroeste y en todo tipo de terrenos, incluso en los suelos muy pobres, pedregosos, áridos y secos.

DISTRIBUCIÓN

No es una planta exclusiva de Canarias, ya que se distribuye por toda la región mediterránea. En el archipiélago, el lentisco está presente en La Gomera, Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote.

MÁS INFORMACIÓN

El lentiscal es una formación arbóreo-arbustiva que, en Canarias, se ha ido difuminando con el paso del tiempo. Las principales causas han sido, primero, el aprovechamiento maderero y de carboneo y, a continuación, la roturación de sus enclaves, que se han convertido en zonas de cultivo o de uso residencial disperso.

José María Fernández-Palacios y colaboradores señalan en su libro Los bosques termófilos de Canarias quehay bellos ejemplares de lentisco en Famara (Lanzarote), Jandía (Fuerteventura), Barranco Hondo (Santa Úrsula, Tenerife) o La Gomera; y que la especie todavía alcanza cierta preponderancia en el noreste de Gran Canaria, donde llegó a dominar localmente las formaciones en las que participaba, como en el famoso Monte Lentiscal. En 1791, el clérigo, escritor y naturalista canario José de Viera y Clavijo ya hablaba de este monte, refiriéndose al «triste espectáculo que presentaba aquel lentiscal, no ha muchos años tan frondoso, pues se hallaba en vísperas de haberse de talar enteramente y de acabarse de repartir en datas…».

Flora iberica recopila los principales y diversos usos del lentisco: «Se ha llamado almáciga o mástique a la resina del lentisco y trementina de Quío a la del terebinto; sin embargo, en numerosas ocasiones se denomina a las dos resinas, extraídas mediante incisiones realizadas en el tallo, trementina de Quío. Se ha usado como masticatorio (chicle) desde la Grecia clásica. También se ha utilizado en la confección de empastes dentales —especialmente para remediar las caries—, en tratamientos de halitosis o fortalecimiento de las encías y en la elaboración de barnices. Su madera ha sido utilizada para la producción de un carbón de gran calidad, lo que podría haber provocado la desaparición de los ejemplares arbóreos y la generalización del aspecto arbustivo de la especie. Las hojas y ramas son ricas en taninos y, por su carácter astringente, han sido utilizadas en tratamientos bucales y estomacales. De los frutos se ha extraído el aceite de lentisquina, utilizado para el alumbrado y para el consumo humano y animal. En la isla griega de Quío se cultiva para la elaboración de un licor, el ‘ouzo’, aromatizado con la resina del lentisco —o de la cornicabra—, semillas de anís y otras especias, como coriandro, clavo o canela».

Su resina ya era usada en tiempos de los faraones y, por su blancura y propiedades astringentes, su madera se empleó en Francia y España para la fabricación de palillos de dientes destinados a fortalecer las encías. En Canarias, la madera también abasteció hornos de cal, ingenios azucareros y un gran número de hogares.

La resina perfumada que rezuma de las heridas del tronco se ha consumido en las islas a modo de chicle o goma de mascar, aunque con menos frecuencia que el látex de la tabaiba dulce (Eupohorbia balsamifera). De los frutos, que tienen un sabor ácido, se extraía también un aceite utilizado con fines medicinales y para el alumbrado.

El ingeniero forestal Juan Guzmán y colaboradores comentan en la guía de campo Árboles de Canarias que «en 1973 el botánico y criminólogo Max Frei estudió el Sudario de Oviedo y la Sábana Santa de Turín, encontrando muestras de polen de lentisco, así como de otras especies (coscoja, encina y tarajal)».

Dentro del género Pistacia, la especie más importante económicamente es el pistachero o alfóncigo (Pistacia vera), por sus semillas comestibles, los conocidos pistachos. El lentisco ha servido como patrón de injerto para este arbolito de origen asiático.

En Viajes por Marruecos, el espía y aventurero catalán Domingo Badía —más conocido como Ali Bey— describe espesos bosques de lentisco a comienzos del siglo XIX cerca de Casablanca: «…a la una entré en un crecido bosque de lentiscos muy espesos […] y a las cinco se armaron las tiendas junto a las ruinas del un pueblo llamado Lela Rotma». También en el libro Larache: datos para su historia en el siglo XVII, de Tomás García Figueras y Carlos Rodríguez Joulia Saint-Cyr, editado por el CSIC, se habla de los densos bosques con lentiscos: «Dominando la orilla izquierda de la desembocadura del río Lucus, sobre un terreno excepcionalmente fértil, al que por entonces rodeaban espesos bosques de alcornoques, encinas, robles, acebuches y lentiscos, su flora rivalizaba en riqueza con su fauna».

Pistacia es el nombre con el que los romanos ya denominaban al pistachero y a sus frutos, aunque el origen del nombre es oriental. Fue el naturalista Carlos Linneo quien asignó el género Pistacia a lo que el botánico francés Joseph Pitton de Tournefort llamaba Lentiscus y Terebinthus, para designar al lentisco y al terebinto respectivamente, dejando aquellos nombres como epítetos específicos de ambas especies.