Acacia, mimosa (cast.); acàcia (cat.); akazia (eusk.); acacia (gall.); acácia (port.); acacia, thorntree, whistling thorn, wattle (ing.).
El género Acacia comprende unas 1200 especies de árboles y arbustos, muchos espinosos, aunque los hay inermes. Las hojas tienen el margen entero y pueden ser caducas, compuestas y pinnadas dos o más veces. También las hay persistentes al poseer filodios, unas expansiones laminares que hacen la función de las hojas, pero que en verdad no lo son (por tanto, carecen de yema axilar). Sus flores son amarillas y aromáticas, y nacen en grupos globosos o alargados que a menudo forman racimos muy vistosos. El fruto es una legumbre generalmente con varias semillas.
En Canarias hay naturalizadas 4 especies arbóreas:
1. Acacia dealbata Link. Mimosa. Árbol perennifolio sin espinas; hojas bipinnadas, con 10-26 pares de pinnas y sin filodios; flores en glomérulos amarillos muy aromáticos y agrupados en racimos.
2. Acacia melanoxylon R. Br. Acacia, acacia negra. Árbol perennifolio no espinoso; las hojas de las plantas jóvenes son bipinnadas, mientras que las de las adultas están reducidas a filodios de 6-14 cm de longitud; flores en glomérulos globosos amarillos.
3. Acacia saligna (Labill.) H.L. Wendl. [=Acacia cyanophylla Lindl.]. Acacia azul. Árbol o arbusto perennifolio no espinoso; todas las hojas reducidas a filodios de 8-30 cm de longitud; flores en glomérulos amarillos o anaranjados, agrupados en racimos.
4. Acacia salicina Lindl. Acacia de hoja de sauce. Arbolito perennifolio no espinoso y con ramas algo colgantes; todas las hojas reducidas a estrechos filodios de lineares a inversamente lanceolados, de 4-16 cm de longitud; flores en glomérulos amarillos pálidos y agrupados en racimos.
Muchas especies del género Acacia estuvieron incluidas en el género Mimosa Tourn. ex L., de ahí que a algunas acacias se las denomine vulgarmente mimosas. El escritor francés Julio Verne, en su novela La jangada, escribió: «Y Lina señaló una de esas lianas de la especie de los cipos, arrollada a una gigantesca mimosa sensitiva, cuyas hojas se cierran al menor roce».
En las acacias resulta difícil reconocer su parentesco con el guisante, salvo cuando se observan sus vainas o legumbres pardas y planas, señal inequívoca de la familia a la que pertenecen: las leguminosas. Al abrir estas vainas, puede verse cómo algunas acacias envuelven sus negras y brillantes semillas con una extensión carnosa naranja o de color rojo vivo (funículo) que llama la atención de las aves, que las dispersan.
Las acacias se cultivan en diversas partes del mundo debido a su madera, goma, taninos, flores o perfumes, para fijar dunas, en prácticas de control de erosión y con fines ornamentales o forestales.
La especie de mayor interés económico es A. senegal, productora de la goma arábiga que se obtiene por medio de incisiones en las ramas. Esta goma tiene grandes aplicaciones en farmacia y diversas industrias. Una goma semejante, pero de inferior calidad, es la producida por A. nilotica y A. farnesiana. La más utilizada como tintórea es A. catechu, que produce el ‘catecú’ o ‘cato’. Además, algunas especies de flores muy fragantes han sido cultivadas con el fin de obtener esencias para perfumería. La miel de las flores de acacia es considerada como una de las mejores y es muy apreciada para tratar resfriados y utilizada contra la fatiga.
Las acacias han sido principalmente introducidas en Canarias por su valor forrajero y ornamental. Debido a su rápido crecimiento, se han plantado como setos para la delimitación de propiedades agrícolas y parcelas urbanas; así, en determinadas zonas de Tenerife han proliferado las alineaciones de acacias en los jardines de muchos chalets. En Fuerteventura, sus hojas y legumbres verdes han servido ocasionalmente como alimento para el ganado caprino.
En las islas centrales y orientales del archipiélago hay otra especie de acacia que normalmente es arbustiva y también se encuentra asilvestrada: A. cyclops A. Cunn. ex G. Don. Tal es su difusión en Fuerteventura que incluso se la conoce con el sobrenombre de ‛Acacia majorera’; lo cual hace que mucha gente crea que se trata de una planta canaria, a pesar de su origen australiano.
En algunas especies, como A. drepanolobium, de las grandes sabanas africanas, se forman en la base de las espinas unas agallas ahuecadas donde viven en simbiosis hormigas que defienden al árbol de los ataques de los herbívoros.
El nombre latino de Acacia proviene de varios árboles y arbustos espinosos que ya conocían los romanos.