Naranjo amargo, naranjo agrio, naranjero (cast.); taronger agre (cat.); laranja mingots arbola (eusk.); alfarobeira, laranjeira-da-china (port.); bitter orange, Seville orange (ing.).
Se sospecha que el naranjo amargo tiene un origen híbrido entre la toronja o cimboa(Citrus maxima) y el mandarino(Citrus reticulada).
Además, es una especie que, debido a su resistencia ha sido utilizada como patrón para injertar otros cítricos.
El naranjo amargo se cultiva con mucha frecuencia como árbol de paseo o planta ornamental en parques y jardines. Cuando florece, un suave y agradable aroma inunda las calles de nuestras ciudades y pueblos.
De su antiguo cultivo y proliferación natural en Canarias da cuenta el Barón Jean Baptiste Bory de Saint-Vincent (1778-1846), geógrafo y explorador francés, cuando afirma que los ejemplares de naranjo amargo «no sólo crecen de maravilla en Canarias, sino que, como los dragos —que a nadie se le ha ocurrido todavía de llevarlos a Europa—, crecen completamente libres en la mayoría de las islas atlánticas, especialmente en La Palma y en la zona de La Orotava, en Tenerife».
Sus frutos, al ser ácidos y algo amargos, no suelen ser consumidos frescos pero sirven para elaborar deliciosas mermeladas. Además, la naranja amarga sustituye con ventajas al vinagre en la preparación de algunos de los mojos típicos de la cocina tradicional canaria.
El clérigo, escritor y naturalista canario José de Viera y Clavijo, en su obra Historia Natural de las Islas Canarias, comenta: «La naranja agria es un ácido excelente para ciertas salsas, al paso que su corteza es un eficaz vermífugo [elimina las lombrices intestinales], un buen emenagogo [provoca la menstruación], y casi específico en la retención y ardor de orina».
En la medicina tradicional la infusión de cáscara del naranjo amargo y otros ingredientes se considera un buen sedante. Un jarabe elaborado con naranja amarga y miel se usa como remedio casero para combatir resfriados o catarros respiratorios. Además, de la cáscara y la parte blanca del fruto se extraen principios que alivian trastornos circulatorios y favorecen la regulación gastrointestinal.
En su Manual de Medicina Popular Canaria, José Jaén Otero apunta: «Su corteza y sus hojas forman parte de tisanas carminativas y estomacales para favorecer el apetito. Los diabéticos obtendrían considerable mejoría de su salud haciendo uso de las hojas del naranjo amargo».
De sus grandes y perfumadas flores se extraen esencias para perfumería y el ‘aceite de Neroli’, que tiene grandes propiedades terapéuticas por sus efectos relajantes y antibacterianos. El nombre de este aceite se debe a Marie Anne de la Trémoille, princesa de Nerola (Lazio, Italia), que en el siglo XVI lo usaba para perfumar sus guantes y extasiar a los caballeros que besaban su mano.
Como dice un refrán popular: «Flores de tila y naranjo, al más malo lo hacen manso».
El nombre del género procede del latín Citrus, -i, nombre clásico del cidro (Citrus medica). El epíteto específico, aurantium, deriva del latín auratus, que significa de color de oro, hace alusión al color dorado de sus frutos.