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Cupressus macrocarpa

Ciprés de Monterrey

Ciprés de Monterrey, ciprés, ciprés de California (cast.); xiprer de Lambert (cat.); Monterey-ko nekosta (eusk.); cipreste-da-califórnia (port.); Monterey cipress (ing.).

No autóctona

¿SABÍAS QUÉ…? De forma natural, este ciprés solo vive en una estrecha franja costera de la Bahía de Monterrey, en el estado de California (EEUU).

DESCRIPCIÓN

El ciprés de Monterrey es un árbol perennifolio, de forma más o menos piramidal cuando es joven y anchamente cupulado en la madurez, que puede alcanzar hasta 25 m de altura. Tiene un tronco grueso, ensanchado en la base, con una corteza pardo rojiza, profundamente agrietada, que se desprende en tiras. Las hojas son escamas de1-2 mm de longitud de color verde, a veces amarillento, y con ápices obtusos, que se disponen muy pegadas alrededor de las ramillas terminales y de forma solapada a modo de escamas de pez. Suele tener los conos masculinos y los femeninos separados en el mismo pie de planta. Los masculinos son muy pequeños (de 3-5 mm) y de color amarillo. Al ser fecundados, los conos femeninos dan lugar a unos frutos leñosos, similares a una piña (botánicamente se llaman estróbilos), que tienen forma globosa y son de color pardo rojizo al madurar. El tipo de fruto y el intenso olor a limón o mandarina que desprenden las hojas y ramillas al frotarlas, lo diferencian del ciprés común (Cupressus sempervirens). Las piñas pueden permanecer cerradas en el árbol durante varios años pero, cuando completan su desarrollo, sus escamas se separan y dejan libres numerosas semillas aladas que tienen diminutas ampollas de resina en su superficie.

ECOLOGÍA

Es un árbol poco exigente en cuanto al suelo, que resiste las heladas y cierta sequía, y tolera incluso la cercanía al mar. En Canarias se localiza principalmente en terrenos amplios, algo alterados, cercanos a zonas urbanas o rurales y bordes de carretera. También crece en los dominios del monteverde —en especial, en el fayal-brezal— y en pinares húmedos. A veces se pueden ver ejemplares aislados asentados en la franja costera, que proceden probablemente de jardines particulares.

DISTRIBUCIÓN

Este árbol, originario del sur de California, se cultiva en lugares templados del mundo. En Canarias ha sido introducido intencionadamente con fines ornamentales y silvícolas por su excelente madera. Se ha escapado de su cultivo en las islas de La Palma, Tenerife y Gran Canaria, donde está asilvestrado.

MÁS INFORMACIÓN

El agradable olor a cítricos que despide cuando sus ramas son sacudidas por el viento, su follaje de color verde algo amarillento y la resistencia al salitre hacen que el ciprés de Monterrey sea muy apreciado en jardinería y para formar setos, especialmente en zonas litorales. Además, por su rápido crecimiento, se ha utilizado mucho como especie forestal a la hora de hacer repoblaciones.

Es una planta muy longeva, que puede llegar a vivir dos o tres siglos.

La madera, salvo por su abundante nudosidad, es en general muy buena pero un tanto desconocida. No es resinosa y suele desprenderse de ella un aroma similar al del cedro. Principalmente la utilizan artesanos y constructores de botes, además de ebanistas e interioristas, por su delicada coloración (pardo amarillento claro). También es útil como leña por su buena combustión.

El escritor uruguayo Mario Benedetti (1920-2009), en su poema De árbol en árbol, hace un recorrido por los árboles del mundo y detiene su mirada en el ciprés de Monterrey que todavía adorna la Misión Dolores de San Francisco. Este árbol fue plantado junto al edificio más antiguo de la ciudad, la única misión de las veintiuna construidas por españoles en California en el siglo XVIII que todavía perdura. Así dice el poema:

«Los árboles
¿serán acaso solidarios?

¿digamos el castaño de los campos elíseos
con el quebrancho de entre ríos
o los olivos de jaén
con los sauces de tacuarembó?

¿le avisará la encina de westfalia
al flaco alerce de tirol
que administre mejor su trementina?

y el caucho de pará
o el baobab en las márgenes del cuanza
¿provocarán al fin la verde angustia
de aquel ciprés de la mission dolores
que cabeceaba en frisco
california?

¿se sentirá el ombú en su pampa de rocío
casi un hermano de la ceiba antillana?

los de este parque o aquella floresta
¿se dirán de copa a copa que el muérdago
otrora tan sagrado entre los galos
ahora es apenas un parásito
con chupadores corticales?

¿sabrán los cedros del líbano
y los caobos de corinto
que sus voraces enemigos
no son la palma de camagüey
ni el eucalipto de tasmania
sino el hacha tenaz del leñador
la sierra de las grandes madereras
el rayo como látigo en la noche?»

En su hábitat original solo se conocen dos poblaciones naturales cuya pequeña área de ocupación está limitada a una estrecha franja costera en los acantilados rocosos, laderas y cabos del condado de Monterrey. Debido a su restringida distribución y a otras amenazas (como el riesgo de incendio y el desarrollo urbano y de ocio en las zonas inmediatas), esta especie está incluida con la categoría de ‛vulnerable’ en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

El nombre genérico Cupressus es el nombre latino del ciprés y de su madera, emparentado con el griego Kypárissos (ciprés). Ambos derivan al parecer de una antigua lengua mediterránea; el epíteto macrocarpa procede del latín y significa ‛de fruto grande’.