Tabaiba de monte, tabaiba silvestre, adelfa de monte, filga (cast.); Canary spurge, honey spurge (ing.).
Al igual que el resto de plantas de su género, la tabaiba de monte presenta abundante látex blanquecino y pegajoso. Sin embargo, no ha tenido los mismos usos que el látex de otras euforbiáceas de Canarias, como las tabaibas dulce y amarga —Euphorbia balsamifera y Euphorbia regis-jubae, respectivamente— o el cardón — Euphorbia canariensis—. Así, tradicionalmente se ha masticado el látex seco de la tabaiba dulce para estimular la salivación y fortalecer las encías. Además, por sus propiedades corrosivas, este jugo vegetal fresco ha sido utilizado para quitar verrugas (si bien esta práctica debe realizarse con precaución, dado que esta sustancia es irritante en contacto con la piel).
El historiador Francisco Morales Padrón relata en su libro Canarias: crónicas de su conquista que los aborígenes de Gran Canaria utilizaban para el rasurado de la cara una especie de cera depilatoria que obtenían mezclando látex de tabaiba y cardón, y recoge la siguiente cita al respecto: «(...) untándose con este género se arranca todo el pelo, y luego templaban el rostro con leche natural del Suero Della, y se quedaban muchos días señalados, hasta que era necesario volver a hacer aquel género de rasura que la naturaleza y necesidad es maestra aun entre las naciones más barvaras».
Las flores de la tabaiba de monte desprenden una sustancia aromatizada que podría recordar a la miel, de ahí mellifera. Normalmente estas flores son polinizadas por moscas u otros dípteros que acuden atraídos por el color púrpura de sus brácteas y por la abundante segregación de las glándulas situadas en la base de las mismas. Curiosamente se diferencian mucho de las flores típicamente polinizadas por moscas, que suelen emitir un olor muy particular a carroña o estiércol.
Los troncos muertos de este árbol son utilizados por el ‛picudo de la tabaiba de monte’ (Rhopalomesites euphorbiae) para criar sus larvas, que se alimentan de madera. Este insecto endémico macaronésico y su planta huésped mantienen una relación tan fuerte que las amenazas de la tabaiba lo son también para el animal, que se encuentra en los catálogos de protección como ‘en peligro de extinción’.
El reducido número de ejemplares de Euphorbia mellifera y la escasez y deterioro de su hábitat han provocado que las poblaciones conocidas se encuentren en retroceso. Además se sospecha que su reproducción se encuentra limitada por las ratas de campo (Rattus rattus), que roen continuamente sus frutos.
La tabaiba de monte figura en la categoría de ‛en peligro de extinción’ tanto en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas como en el Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias de 2010. Además, está considerada ‘en peligro crítico’ (CR) en la Lista Roja de la flora vascular española.
Flora iberica recoge que el nombre del género Euphorbia procede de: «una lechetrezna cactiforme de las montañas de Mauritania, quizás la Euphorbia resinifera, y del látex que segrega. Según Dioscórides y Plinio, se refiere a Euforbo, médico del rey Juba II de Mauritania; según Galeno, al troyano Euforbo»; el epíteto específico mellifera significa ‛productora de miel’.