Nogal, noguera (cast.); noguer, noguera (cat.); intxaurrondoa (eusk.); nogueira (gall.); nogueira (port.); Persian walnut, English walnut, common walnut, California walnut (ing.).
El nogal es un árbol muy importante desde el punto de vista comercial, sobre todo por su madera. Con ella se elaboran piezas de lujo, planchas, paneles, salpicaderos de coches, culatas de escopetas y revólveres, etc., y son famosos los retablos y coros de muchas catedrales hechos exclusivamente de esta madera.
En Canarias es muy valorada para confeccionar la caja del timple, un popular instrumento de cuerda de las islas, y para fabricar queseras o yugos con los que uncir a las vacas. A partir de las ramas y el tronco también se han elaborado las ‛tillas’, que constituyen una de las partes esenciales de los tejados de las casas tradicionales canarias. Antiguamente, los carpinteros ensamblaban las varas de esta madera para crear una estructura sobre la que los albañiles colocaban el barro y las tejas.
Tampoco puede obviarse el valor de sus frutos. Actualmente China y EEUU son los principales productores de nueces, que son muy nutritivas y energéticas y tienen fama de retrasar el envejecimiento, reducir el colesterol, aumentar la potencia sexual y favorecer la memoria. Esto último quizá se deba a la antigua ‘teoría de las signaturas’, en la que el parecido de las plantas o sus partes con órganos del cuerpo humano —la nuez se asemejaría al cerebro— se asociaba a una virtud por la que mejoraba o sanaba esa parte del organismo. Hay una adivinanza popular que así lo refleja: «Es como algunas cabezas / y lleva dentro un cerebro, / si la divido en dos piezas / y la como, lo celebro».
Pero para creencias la que, extendida y arraigada en muchos lugares, dice que no se puede dormir bajo la sombra de un nogal porque se enferma o duele la cabeza. Así, el clérigo, escritor y naturalista canario José de Viera y Clavijo comenta lo siguiente: «Su sombra es nociva a las otras plantas y aún se cree que causa dolor de cabeza a los que descansan bajo de ella, lo que solo puede provenir del gas o aire azótico, mefítico, que todo árbol exhala por la parte que no lo baña el sol».
De su semilla se extrae un aceite que antiguamente era usado en la iluminación, aunque también sirve para cocinar, preparar jabones, barnices y, en medicina, expulsar las lombrices (vermífugo). Los taninos de las cáscaras que recubren la nuez sirven para curtir la piel y obtener la nogalina, usada como barniz para dar un tono oscuro y proteger la madera.
Antiguamente, el caldo de las hojas de nogal mezclado con gofio ‛escaldao’ —harina de millo o trigo, muy utilizada— fue un alimento básico para muchos isleños. Se daba especialmente a las mujeres durante el periodo de lactancia para aumentar la producción de leche.
Asimismo, el agua de nogal se ha empleado en las islas para limpiar las rozaduras y heridas de personas y animales, hacer enjuagues y gargarismos contra las afecciones de garganta o ayudar a la higiene íntima de las mujeres después de dar a luz. Incluso se usó para teñir el cabello de color castaño. De hecho, algunas letrillas populares hablan del poder medicinal del nogal para combatir la debilidad y la caída del cabello: «Con agua de ortiga, romero y nogal, ni hay calvos, ni entra el mal».
Juglans es el nombre latino del nogal y su fruto, la nuez, que a su vez es una contracción lingüística de jovis glans (‘bellota de Júpiter’). El epíteto específico regia significa ‘real’ y alude a su majestuoso porte.