Aligustre del Japón, alheña elevada (cast.); troana, branca florida, llampuga blanca, olivella (cat.); zuhain madarikatu (eusk.); alfenheiro, alfenherio-do-Japao (port.); broad-leaf privet, Chinese privet, glossy privet, tree privet, wax-leaf privet (ing.).
Esta especie puede verse frecuentemente en jardines y carreteras, en los que se planta como árbol de sombra y de alineación. Al admitir bien las podas y recortes para mantener la copa reducida, resulta idónea para calles con aceras pequeñas. En Gran Canaria se suele cultivar la variedad aureo-variegatum, de hojas con manchas amarillas.
Los frutos, que se producen en gran número, son algo tóxicos para las personas (ocasionan desagradables trastornos digestivos); sin embargo, algunos pájaros los consumen ávidamente, lo que facilita la diseminación de las semillas.
El jugo de estos frutos contiene pigmentos de un intenso tono violeta o negro rojizo que sirven para teñir. De las hojas de su congénere Ligustrum vulgare (planta con porte arbustivo y asilvestrada en Canarias), una vez secas y reducidas a polvo fino, se obtiene la alheña, una sustancia tintórea; de ahí deriva la expresión utilizada por Cervantes en El Quijote: «molido como una alheña».
El botánico alemán Günther Kunkel, en su libro dedicado a los árboles exóticos cultivados en Gran Canaria, menciona otro uso de esta planta: «La corteza contiene sustancias aptas para insecticidas». Asimismo, en el pasado sus tallos jóvenes, flexibles y sólidos, se usaban como ligaduras.
Respecto a los usos medicinales, al aligustre se le atribuyen distintas propiedades curativas y reconstituyentes, especialmente para fortalecer el sistema inmunológico. También se sugiere el empleo de sus hojas para tratar la congestión, la fiebre, el dolor de cabeza, los abscesos y otros males. Las flores, después de ser maceradas en aceite, proporcionan un bálsamo de uso tópico que parece ser eficaz contra los dolores reumáticos. Por el contrario, su polen puede provocar reacciones alérgicas en algunas personas.
El origen del nombre del género es discutido; probablemente Ligustrum es la denominación latina antigua que daban los romanos al aligustre. El epíteto específico lucidum procede del latín y significa luminoso, brillante, en referencia a sus hojas relucientes.