Peralillo (cast.).
En las islas más orientales, Lanzarote y Fuerteventura, hay dos especies muy cercanas a Maytenus canariensis: el ‛peralillo espinoso’ (Gymnosporia criptopetala) y el ‘del Senegal’ (Maytenus senegalensis o Gymnosporia senegalensis), ambas arbustivas y espinosas.
Como comenta el aficionado naturalista Jesús Palenzuela, «en la actualidad se está comenzando a utilizar como planta ornamental debido a su gran belleza cuando ha fructificado».
El tronco del peralillo no adquiere un diámetro importante, por lo que su madera no ha tenido demasiados usos.
El médico grancanario Jorge Cruz recoge en su libro Más de 100 plantas medicinales las siguientes propiedades del peralillo: «la tradición en medicina popular canaria nos ha legado que la aplicación tópica o en cataplasma de una pasta hecha con los frutos machacados es un remedio de tumores, quistes o abscesos en la piel, y para golpes y caídas; que la infusión bebida de hojas y flores se utiliza para combatir el reumatismo muscular y articular; y para restaurar la memoria y combatir el estrés o la fatiga». Ahora bien, debido a la escasez de esta planta en nuestro territorio, no se recomienda su utilización medicinal a menos que se trate de ejemplares cultivados.
Algunos pastores canarios mascaban hojas de peralillo durante las largas caminatas de las rutas de trashumancia como remedio natural para mitigar la fatiga.
Para los seres humanos los frutos no resultan muy apetecibles, pero las ‛palomas rabiches’ (Columba junoniae) —aves endémicas del archipiélago canario— suelen dar buena cuenta de ellos.
Como apunta el investigador botánico palmero Arnoldo Santos, su amplia distribución hace que no se considere una especie en peligro inmediato. Sin embargo, su ubicación en las medianías (zonas que se sitúan entre 600 y 1500 m de altitud) ha provocado que su área de ocupación se vea muy mermada, ya que ha sido sometida a roturaciones, distintos tipos de aprovechamientos, construcciones, etc. La especie no está incluida en ninguna lista o catálogo de protección.
El nombre del género Maytenus deriva de la versión latinizada de maitén, mayten o mayton, que es el nombre vernáculo araucano o mapuche (de Chile y Argentina) de la especie Maytenus boaria, la primera que se describió para el género; el nombre de la especie canariensis alude a las Islas Canarias.