Til, tilo, tiles (cast.); stinkwood (ing.).
Ocotea es un género tropical de entre 200 y 400 especies arbóreas, aún insuficientemente conocido y con un único representante en Canarias y Madeira —Ocotea foetens—que se considera una reliquia del Terciario.
Dentro de la tradición canaria, y más concretamente de la historia de El Hierro, destaca un ejemplar con nombre propio, el ‛Garoé’. Este mítico árbol fue venerado y protegido por la población aborigen local (los bimbaches) dado que era la fuente de uno de sus bienes más preciados: el agua. Al chocar la humedad de los alisios contra él, sus ramas y hojas destilaban el agua que, gota a gota, se iba depositando en una poceta creada para su almacenamiento. La leyenda cuenta que cuando llegaron los conquistadores, los bimbaches intentaron mantener en secreto la localización del ‛Garoé’ con el fin de evitar su abastecimiento de agua y así propiciar su partida de la isla. Sin embargo, estos descubrieron su ubicación con ayuda de Agarfa —una joven bimbache que se enamoró de un soldado que formaba parte de la expedición—, y no tardaron en apoderarse del árbol, lo que condujo a su establecimiento definitivo en El Hierro.
Desgraciadamente, en 1610 un huracán derribó el famoso ‛Garoé’. Pero, gracias a las crónicas de la época y a un grabado del siglo XVI realizado por el ingeniero italiano Leonardo Torriani, que incluía un dibujo de un rama con unos característicos frutos, se ha podido dilucidar que el mítico árbol herreño no era otra especie que Ocotea foetens.
El til se caracteriza por tener un leño fresco que exhala un olor pestilente (de ahí su nombre específico); este hedor solo desaparece cuando la madera se deseca completamente. Tal es su mal olor que antiguamente los hacheros tenían que relevarse continuamente por no soportar la pestilencia cuando cortaban estos árboles. En su libro Vegetación y flora forestal de las Canarias occidentales, los ingenieros de montes Luis Ceballos y Francisco Ortuño recogenla siguiente anécdota: «Por otra parte nos escribieron desde Las Palmas informándonos de lo ocurrido allí a cierto prócer que construyó para su casa señorial una lujosa escalera con madera de til, no bien curada, viéndose obligado al cabo de algún tiempo a desmontar su obra, por resultar insoportable el olor que producía».
A pesar de esta característica, su madera de color claro y de buena calidad fue muy utilizada en la construcción de cajones para transportar azúcar. También se empleó en la fabricación de muebles de lujo y para fabricar uno de los instrumentos de cuerda más apreciados en la cultura musical de Canarias, el timple.
Se desconoce su uso popular como planta medicinal, aunque se sugiere su interés como antimicrobiano, citostático y estimulante. Además, su contenido en unos compuestos vegetales conocidos como lignanos le confieren una posible acción insecticida.
A veces es fácil reconocer al til porque sus hojas están cubiertas por una película negra que, al parecer, tiene su origen en una enfermedad criptogámica (causada por un hongo u otro organismo filamentoso parásito). Como otras especies de la familia, sus hojas tienen sabor lauroide, aunque algo más suave que el ‛loro’ o ‛laurel’ (Laurus novocanariensis), y además contienen sapogeninas, unas sustancias con propiedades semejantes a las del jabón.
En general, sus frutos son comidos por algunas aves antes de madurar y son muy importantes en la dieta de la paloma rabiche y la paloma turqué (Columba junoniae y Columba bollii, respectivamente).
El nombre genérico, Ocotea, se considera una adaptación de un nombre vernáculo sudamericano; foetens es un epíteto que significa fétido, haciendo referencia al olor de la madera.