Viñátigo, carisco, cárisco, viñático (cast.).
El viñátigo posee un gran valor ornamental, especialmente por la policromía otoñal de su follaje (verde con pinceladas rojizas o anaranjadas). Por ser pariente del aguacatero (Persea americana), ha sido utilizado como patrón en el ámbito de la agricultura para injertar variedades de este árbol frutal.
Su madera de un tono rojo acaobado se conoce como la ‛caoba de Canarias’. En el pasado se empleó mucho en construcciones navales, ebanistería fina y artesanía, y fue muy apreciada para la talla de ‛las chácaras’, que son un instrumento musical de percusión típico del folclore canario, similar a las castañuelas.
Tradicionalmente, la corteza en infusión se empleaba para tratar eczemas e infecciones de la piel. Al parecer, como advierten los botánicos canarios Ángel Bañares y Eduardo Barquín, solo es útil la corteza de los ejemplares que los campesinos llaman ‛machos’; es decir, aquellos árboles que no fructifican.
Las hojas tienen un sabor lauroide —agradable y casi nada amargo—, pero más atenuado que el del loro o laurel (Laurus novocanariensis). Sin embargo, se ha detectado que la savia del viñátigo es tóxica, por lo que no deben tomarse infusiones o decocciones de sus hojas, tallo o frutos. Aun así, los frutos, brotes y hojas son mordisqueados por las ratas (Rattus rattus), que en ocasiones caen desplomadas de la copa de los árboles tras la ingesta. Según el ingeniero forestalJuan Guzmán, la observación de este fenómeno permitió en su día descubrir la toxicidad de la savia del viñátigo.
Aunque los frutos también son tóxicos, las palomas turqué (Columba bollii) y rabiche (Columba junoniae) los ingieren sin ningún problema, por lo que estas aves endémicas de Canarias pueden jugar un papel muy importante en la dispersión a larga distancia de la especie.
Curiosamente, el viñátigo y la paloma rabiche son considerados, según una ley del Gobierno de Canarias, los símbolos naturales de la isla de La Gomera.
Por su comprometida situación, Persea indica figuraba en el Anexo II de la Orden de 1991 sobre protección de especies de la flora vascular silvestre de la Comunidad Autónoma de Canarias. Sin embargo, no está incluida en el vigente Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias de 2010.
El nombre genérico Persea podría derivar del griego perseia, que significa ‘de Persia’; la asignación del epíteto específico indica probablemente se debió a un error geográfico con otra planta, dado que este árbol solo habita de forma natural en la región atlántica.