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Pinus canariensis

Pino canario

Pino canario (cast.); Canary Island pine (ing.).

Autóctona

¿SABÍAS QUE...? La última comida realizada por la momia infantil aborigen descubierta en Roque Blanco (La Orotava, Tenerife) fue una harina hecha con piñones de pino canario, cebada y rizomas de helecho.

DESCRIPCIÓN

Árbol de gran corpulencia que puede superar 60 m de altura, aunque normalmente mide entre 15 y 25 m. El tronco es recto, grueso, con un diámetro de 40 a 80 cm (excepcionalmente hasta de 2,5 m) y con una corteza pardo rojiza cenicienta, lisa en los primeros años y muy engrosada, resquebrajada y escamosa en los ejemplares adultos. La copa es generalmente piramidal cuando el árbol es joven, pero, con la edad, adopta una forma aparasolada o más irregular. Las hojas son unas acículas bastante largas (de 20-30 cm), muy flexibles y agudas. Al igual que en el pino insigne (Pinus radiata), nacen en grupos de tres —carácter que lo diferencia del pino resinero (Pinus pinaster) y del carrasco (Pinus halepensis)—. Sobre el mismo pie de planta presenta inflorescencias masculinas y femeninas (monoico). Las masculinas son pequeñas, amarillento verdosas y se agrupan abundantemente en racimos en el extremo de las ramas. Las femeninas son moradas y, por el contrario, aparecen solas o en grupos de 2 o 3. Las piñas son alargadas, ovoideo-cónicas, de 10-20 cm de longitud y 5-10 cm de diámetro en su parte más ancha, casi sin rabillo y siempre reviradas hacia abajo. Presentan escamas de color pardo rojizo, brillantes y con extremos poco o nada punzantes. Las semillas (piñones) son negruzcas y están provistas de una única ala fija y membranosa que facilita su dispersión por el viento.

ECOLOGÍA

Este árbol configura la formación boscosa mejor conservada en Canarias, el pinar. Es propio de las cumbres insulares y de las medianías altas del sur. El pino canario crece en cualquier tipo de suelo, por pobre que sea (desde sustratos ácidos hasta ligeramente calizos). Al ser una especie muy rústica, resiste tanto temperaturas muy bajas como altas. Es poco exigente en la demanda de humedad y exposición al sol, aunque prefiere las zonas soleadas y secas. Su área natural va desde los 700 a los 1500 m de altitud, aunque puede vivir en un amplio rango de cotas (desde los 100 a los 2000 m de altitud).

DISTRIBUCIÓN

Pino endémico de Canarias que crece de forma natural en El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria.

MÁS INFORMACIÓN

El pino canario es uno de los árboles más majestuosos y esbeltos de la flora canaria y ha sido elegido como el símbolo vegetal de la isla de La Palma.

Desde tiempos remotos, este árbol ha jugado un papel transcendental en la vida diaria del archipiélago. Ya los antiguos aborígenes utilizaban el pino canario para fabricar armas, bastones, aperos agrícolas rudimentarios y múltiples objetos de uso doméstico. Además, los piñones formaban parte de su alimentación.

La extracción del manto de hojas secas del pinar (pinocha o pinillo) fue antiguamente una práctica muy común. Los ‘pinocheros’ se dedicaban a la recogida manual de la pinocha (hoja o rama del pino) para luego venderla. Con ella se rellenaban colchones y almohadas y se hacían las camas para el ganado; a su vez, este material repelía las pulgas y chinches de los hogares y alpendres. Estas hojas secas, mezcladas con los excrementos de los animales, daban un estiércol que era muy bueno para el abonado de plantaciones, sobre todo de las plataneras.

La madera de este pino es relativamente blanda y blanca. A veces, de forma natural, el centro del tronco se vuelve 'ateado', lo que da lugar a una madera dura, rojiza, incorruptible y aromática por su carga de resina. Como no todos los pinos producen tea, era preciso ‘catarlos’; por eso a menudo se observan pinos viejos con la base del tronco parcialmente excavada.

La madera blanca corriente era la que se utilizaba en carpintería de armar (duelas, envases, etc.). Por ejemplo, las cajas de pino fabricadas para exportar azúcar fueron tan apreciadas que llegaron a promulgarse reglamentos para su control. Sin embargo, la tea se empleó preferentemente en trabajos de carpintería y ebanistería de alta calidad, como en la fabricación de vigas, solerías, celosías o escaleras. De tea son la mayoría de las balconadas típicas canarias, los artesonados de edificios eclesiásticos o las galerías de los patios de las casonas señoriales. Como dice el historiador Luis Diego Cuscoy: «Sin el pino canario la arquitectura del país no hubiese llegado al grado de belleza que logró».

Muchas prensas, lagares y otros utensilios caseros (artesas, queseras, telares) se fabricaron preferentemente con tea. Esta sirvió también como combustible y para hacer antorchas. Por su resistencia a la pudrición, se empleó en los antiguos canales de agua, acueductos y acequias. Hoy se pueden ver algunas de estas conducciones en Tenerife (en los Barrancos del Agua y del Infierno). En los talleres de las islas, la tea fue la materia prima predilecta para construir barcos de todo tipo. Cuentan las crónicas que, durante el reinado de Felipe II, algunas de las embarcaciones de la Armada Invencible fueron fabricadas en estos astilleros con madera de pino canario.

Este árbol es muy rico en resinas que actúan como sustancia protectora frente a los insectos y el fuego. A través de cortes en el tronco, la resina se extraía y se recogía en recipientes para posteriormente preparar barnices y pinturas. Pero su mayor explotación está relacionada con la obtención de brea o pez mediante la combustión y destilación de la madera en hornos (pegueras). La brea fue muy importante para el calafateado de los barcos y para impermeabilizar canales de agua, acequias y tanques.

Aunque las propiedades medicinales del pino han sido escasas, entre ellas destaca el uso del agua de tea para combatir la piorrea, o de la resina, junto con jugo de limón, para tratar los quistes — remedio todavía en uso en el Valle de Agaete (Gran Canaria), según el maestro y naturalista-etnólogo de vocación José Jaén—. También se sugiere el uso externo de brea para tratar las enfermedades inflamatorias de la piel. Tradicionalmente se ha recomendado la infusión de hojas y yemas de pino para combatir resfriados y bronquitis, así como la aplicación de compresas para los dolores musculares o neuralgias. Los piñones, al ser muy nutritivos, ayudan a paliar la debilidad y la fatiga.

Pinus era el nombre latino de los pinos, que se asignaba principalmente al piñonero y a su madera; el epíteto canariensis hace referencia a su origen canario.