Pino canario (cast.); Canary Island pine (ing.).
El pino canario es uno de los árboles más majestuosos y esbeltos de la flora canaria y ha sido elegido como el símbolo vegetal de la isla de La Palma.
Desde tiempos remotos, este árbol ha jugado un papel transcendental en la vida diaria del archipiélago. Ya los antiguos aborígenes utilizaban el pino canario para fabricar armas, bastones, aperos agrícolas rudimentarios y múltiples objetos de uso doméstico. Además, los piñones formaban parte de su alimentación.
La extracción del manto de hojas secas del pinar (pinocha o pinillo) fue antiguamente una práctica muy común. Los ‘pinocheros’ se dedicaban a la recogida manual de la pinocha (hoja o rama del pino) para luego venderla. Con ella se rellenaban colchones y almohadas y se hacían las camas para el ganado; a su vez, este material repelía las pulgas y chinches de los hogares y alpendres. Estas hojas secas, mezcladas con los excrementos de los animales, daban un estiércol que era muy bueno para el abonado de plantaciones, sobre todo de las plataneras.
La madera de este pino es relativamente blanda y blanca. A veces, de forma natural, el centro del tronco se vuelve 'ateado', lo que da lugar a una madera dura, rojiza, incorruptible y aromática por su carga de resina. Como no todos los pinos producen tea, era preciso ‘catarlos’; por eso a menudo se observan pinos viejos con la base del tronco parcialmente excavada.
La madera blanca corriente era la que se utilizaba en carpintería de armar (duelas, envases, etc.). Por ejemplo, las cajas de pino fabricadas para exportar azúcar fueron tan apreciadas que llegaron a promulgarse reglamentos para su control. Sin embargo, la tea se empleó preferentemente en trabajos de carpintería y ebanistería de alta calidad, como en la fabricación de vigas, solerías, celosías o escaleras. De tea son la mayoría de las balconadas típicas canarias, los artesonados de edificios eclesiásticos o las galerías de los patios de las casonas señoriales. Como dice el historiador Luis Diego Cuscoy: «Sin el pino canario la arquitectura del país no hubiese llegado al grado de belleza que logró».
Muchas prensas, lagares y otros utensilios caseros (artesas, queseras, telares) se fabricaron preferentemente con tea. Esta sirvió también como combustible y para hacer antorchas. Por su resistencia a la pudrición, se empleó en los antiguos canales de agua, acueductos y acequias. Hoy se pueden ver algunas de estas conducciones en Tenerife (en los Barrancos del Agua y del Infierno). En los talleres de las islas, la tea fue la materia prima predilecta para construir barcos de todo tipo. Cuentan las crónicas que, durante el reinado de Felipe II, algunas de las embarcaciones de la Armada Invencible fueron fabricadas en estos astilleros con madera de pino canario.
Este árbol es muy rico en resinas que actúan como sustancia protectora frente a los insectos y el fuego. A través de cortes en el tronco, la resina se extraía y se recogía en recipientes para posteriormente preparar barnices y pinturas. Pero su mayor explotación está relacionada con la obtención de brea o pez mediante la combustión y destilación de la madera en hornos (pegueras). La brea fue muy importante para el calafateado de los barcos y para impermeabilizar canales de agua, acequias y tanques.
Aunque las propiedades medicinales del pino han sido escasas, entre ellas destaca el uso del agua de tea para combatir la piorrea, o de la resina, junto con jugo de limón, para tratar los quistes — remedio todavía en uso en el Valle de Agaete (Gran Canaria), según el maestro y naturalista-etnólogo de vocación José Jaén—. También se sugiere el uso externo de brea para tratar las enfermedades inflamatorias de la piel. Tradicionalmente se ha recomendado la infusión de hojas y yemas de pino para combatir resfriados y bronquitis, así como la aplicación de compresas para los dolores musculares o neuralgias. Los piñones, al ser muy nutritivos, ayudan a paliar la debilidad y la fatiga.
Pinus era el nombre latino de los pinos, que se asignaba principalmente al piñonero y a su madera; el epíteto canariensis hace referencia a su origen canario.