Encina, carrasca, chaparro (cast.); alzina (cat.); artea (eusk.); aciñeira (gall.); azinheira (port.); holm oak, holly oak, evergreen oak (ing.).
«Pan de trigo, leña de encina y vino de parra sustentan la casa».
Refrán popularLa encina es el árbol más característico de los bosques mediterráneos. Sin embargo, su distribución en el archipiélago resulta casi anecdótica debido en gran medida al limitado interés de los isleños por este árbol. Ya en 1856, el clérigo, escritor y naturalista canario José de Viera y Clavijo se hizo eco de su escaso cultivo: «en nuestras islas solo se conocen algunas encinas plantadas modernamente en la ciudad de La Laguna y […] la encina vieja de Teror, con otras cuantas nuevas, no contando con el corto plantío que hizo en el monte del Lentiscal la Sociedad Económica, no ha muchos años».
Una conocida aplicación de las bellotas de encina es la de servir como alimento para el ganado porcino, sobre todo en Extremadura y Andalucía, ya que una dieta a base de sus bellotas es fundamental para la obtención de un jamón ibérico de calidad. No en vano el calificativo ‘de bellota’ indica calidad y exquisitez.
Por otra parte, las bellotas más dulces son también utilizadas para el consumo humano, ya sean crudas, cocidas o asadas como castañas. Antiguamente se molían para obtener una nutritiva harina muy utilizada para elaborar pan, tortas, gachas, diversos dulces y pastelillos. Tostadas y molidas pueden sustituir al café.
La madera es densa, dura y de muy buena calidad, excelente como combustible y carbón vegetal. Por su resistencia a los golpes y la putrefacción, se usa para hacer pilares, vigas, postes, suelos, mangos de herramientas, cepillos y garlopas de carpintero. También se elaboran con ella objetos que van a estar sometidos a la humedad, como piezas pequeñas de barcos o dientes de engranaje. Su corteza es rica en taninos y se ha empleado para teñir tejidos o curtir pieles, especialmente en países norteafricanos como Marruecos.
La encina tiene grandes virtudes medicinales. El médico y educador ambiental José Jaén comenta en su Manual de medicina popular canaria que la infusión de corteza de encina es astringente, lo que la hace indicada para el tratamiento de las diarreas, y además contiene mucho calcio, beneficioso para nuestros dientes y combatir los problemas de descalcificación en los huesos. No obstante, esta tisana está contraindicada en casos de gastritis o úlcera gastroduodenal. La decocción de hojas y bellotas machacadas se considera muy útil para desinfectar heridas y ulceraciones dérmicas y bucales.
Entre las numerosas citas y descripciones que hay en la cultura, quizá sea el poema Las encinas, del poeta y escritor Antonio Machado, la más conocida:
«¡Encinares castellanos
en laderas y altozanos,
serrijones y colinas
llenos de oscura maleza,
encinas, pardas encinas:
humildad y fortaleza!...».
También las encinas intervienen en adivinanzas, dichos y cantares, como por ejemplo: «La mayor encina fue bellota chiquitina», «leña de encina, córtela mi yerno y quémela mi hija» o «en Extremadura las encinas dan jamones y los carrascos salchichones».
Quercus era el nombre romano de los robles en general, de su madera, y por extensión de todos los árboles que producen bellota. El origen del vocablo es celta y significa ‘árbol hermoso’. El epíteto ilex era el nombre que daban los romanos a la encina.