Rhamnus glandulosa

Árbol siempreverde de porte mediano —generalmente de 5-8 m de altura—, tronco corto hasta de 40 cm de diámetro y follaje denso. La corteza es parda oscura (algo rojiza en las ramas nuevas) y tiene unas características grietas verticales casi blancas. Con la edad, estas grietas se hacen más anchas y profundas, y de algunas de ellas comienza a emanar una savia que se vuelve rojiza en contacto con el aire; de ahí su nombre popular de ‛sanguino’. Se distingue bien por sus hojas simples, alternas, de pequeño tamaño —de 4-7 cm de longitud por 2,5-4 cm de anchura— y margen finamente aserrado, presentan varias glándulas pronunciadas junto al nervio principal, que recuerdan a las del til o tilo (Ocotea foetens), si bien las hojas de este tienen el margen entero. La lámina es casi ovada o redondeada, con ápice puntiagudo, algo coriácea y con nervios muy patentes. Los rabillos son algo acanalados y de color verde-rojizo. La floración es muy abundante pero poco vistosa. Principalmente durante el invierno, numerosas flores pequeñas y verdosas comienzan a brotar agrupadas en racimos erectos. Los frutos son carnosos, redondos, de algo más de 1 cm de diámetro y rojizos, aunque la parte más expuesta a la luz suele volverse más oscura. Cuando están maduros, habitualmente se parten en tres y liberan semillas de color ocre o café claro.

El género Rhamnus está representado en las Islas Canarias por tres especies nativas, pero el sanguino tiene porte arbóreo. Las otras dos son pequeños arbustos bastante diferentes entre sí: mientras Rhamnus integrifolia (el moralito; solo en Tenerife) tiene hojas lanceoladas con margen entero, las hojas de Rhamnus crenulata (el espinero; en todas las islas) son obovado-oblanceoladas con margen dentado o aserrado.

Muchas de las aplicaciones del sanguino permanecen en el olvido, no así su uso tradicional para el carboneo o la fabricación de aperos, útiles de cocina y techumbres de construcción agraria. Además, en el pasado su madera de suave tacto y color blanco amarillento o rojizo fue utilizada para trabajos más finos, como el torneado de figuras religiosas o en marquetería, y fue también muy apreciada para la construcción de uno de los instrumentos musicales de cuerda más relevantes del folclore canario, el timple.

Tampoco se conoce mucho sobre sus posibles propiedades medicinales. Tan solo el clérigo, escritor y naturalista canario José de Viera y Clavijo resalta las cualidades astringentes de los frutos tras ser cocidos.

En la época estival, muchas aves se interesan por los frutos de este árbol, lo cual favorece la dispersión de sus semillas. Es el caso de las palomas de laurisilva, que acuden masivamente para consumirlos durante este periodo del año en que escasean otros frutos. En la guía de campo Árboles de Canarias, el ingeniero técnico forestal Juan Guzmán y colaboradores describen cómo estas aves también acostumbran a picotear las hojas del sanguino, dejándolas muy perforadas y sin que se conozca la causa de este comportamiento.

Existen unas mariposas de llamativas alas amarillentas, conocidas popularmente como ‛Cleopatras’ o ‛limoneras canarias’ (Gonepteryx cleobule), que están muy relacionadas con el sanguino. Además de compartir hábitat —los bosques de laurisilva y el fayal-brezal—, se sospecha que las orugas de estas mariposas endémicas de Canarias se alimentan exclusivamente de las hojas de este árbol y de las otras dos especies nativas de Rhamnus mencionadas.

El sanguino es un árbol poco frecuente de forma natural que, en general, se encuentra disperso y relegado a lugares poco accesibles. Se considera una especie vulnerable a la que habría que prestar mayor atención.

Rhamnus es el nombre general de pequeños árboles o arbustos espinosos de esta familia; el epíteto específico glandulosa deriva del latín y hace referencia a que la planta está provista de glándulas.