Mocán, mocanero, mocanera (cast.).
El género Visnea solo cuenta con una especie, el mocán. Este árbol es el único representante en la región macaronésica y en todo el noroeste de África de la familia Theaceae, que se considera originaria de países subtropicales e intertropicales de América y Asia. En Japón e India hay dos especies que guardan muchas similitudes con el mocán, aunque son más arbóreas (Ternstroemia japonica y T. gymanthera, respectivamente).
Los frutos del mocán son comestibles aunque según algunos paladares tienen un sabor empalagoso. Sin embargo, suelen ser muy apetecibles para muchas aves y en especial para los cuervos (Corvus corax), lo cual favorece la dispersión de sus semillas.
El mocán está muy relacionado con la vida de los aborígenes canarios. Sus frutos, a los que llamaban yoyas, eran muy apreciados como alimento. El clérigo, escritor y naturalista canario José de Viera y Clavijo relata que su jugo es sumamente dulce y que los ‘guanches’ confeccionaban una especie de miel o mermelada llamada chacerquén o yaga exponiendo la yoya tres días al sol y cociéndola luego.
Como apunta Jorge Cruz Suárez, médico y divulgador, el chacerquén se utilizaba en uso tópico en la cicatrización de heridas y como remedio de golpes o contusiones; también como nutritivo y estimulante. Otros investigadores señalan que con su jugo fermentado se elaboraba una bebida muy agradable, capaz de emborrachar. También se ha constatado que los‘bimbaches’ herreños (aborígenes de El Hierro) destilaban un caldo a base de mocán, al que llamaban inche, que era ingerido durante la práctica de rituales.
Hoy las hojas y frutos del mocán se utilizan por sus propiedades antiinflamatorias, hemostáticas estomacales, cicatrizantes y nutritivas. Su madera no ha sido utilizada tan intensivamente como otras. No obstante se ha sugerido su antiguo uso para la fabricación de carretas e ingenios.
No es de extrañar que Günther Kunkel comentara en los años 80 que era una especie digna para la jardinería local. Un claro testimonio de su belleza son algunos viejos ejemplares con nombre y leyenda propia que se erigen retorcidamente en la isla de El Hierro, como por ejemplo el ‘mocán de los cochinos’, el ‘mocán de las lecheras’ y el ‘mocán de la sombra’. Según cuentan los decires populares muchos niños herreños nacieron a la sombra de este último mocán.
Esta especie fue descrita por el hijo del célebre botánico Carlos Linneo, del mismo nombre, a partir del hallazgo del inglés Francis Masson, quien decidió dedicar el género Visnea al comerciante portugués N. Visne por su interés en la botánica. El epíteto mocanera hace referencia directa al nombre popular que recibe esta planta en Canarias, que tiene un origen guanche.